Número 518
22 de octubre de 2021
TEJER ALIANZAS EN LAS UNIVERSIDADES, NECESARIO PARA GENERAR INCLUSIÓN
*Especialistas participaron en la sesión Mecanismos de vinculación y agenda hacia la accesibilidad universitaria
La exclusión y la discriminación son los principales problemas a los que se enfrentan las personas con discapacidad (PCD) en el sector educativo, por lo que “lo primero que debe hacer, tanto la población estudiantil como la académica, es tejer alianzas hacia dentro y hacia afuera de las universidades”, sostuvo el profesor Juventino Jiménez Martínez, alumno del Posgrado en Desarrollo Rural de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Es un gran reto realizar un diagnóstico que incluya qué tipo de instalaciones se tienen y concientizar a toda la comunidad universitaria para generar inclusión con un programa bien fundamentado que los acompañe en ese proceso, apuntó durante la sesión Mecanismos de vinculación y agenda hacia la accesibilidad universitaria.
“Tanto las personas que tenemos discapacidad como los que no la tienen debemos resignificar pensamientos preconcebidos y cambiar paradigmas, ya que solemos asumir que no somos funcionales, lo cual limita nuestro acceso y derecho a la enseñanza”, agregó.
Para poder vincular la inclusión en las universidades, debe analizarse desde dónde se mira el tema, pues la sociedad los asume como enfermos, con cuerpos anormales, que requieren siempre de asistencia y rehabilitación e incapaces de realizar actividades y mucho menos las académicas, apuntó en el Foro organizado por la Defensoría de los Derechos Universitarios de la Casa abierta al tiempo.
Además, en las instituciones educativas, en general, no están preparados para recibir a personas con cualquier discapacidad, tanto por las barreras físicas por la falta de infraestructura como por las actitudes de la gente que tampoco muestra disposición.
“Nosotros como docentes debemos desarrollar las ideas para alcanzar los procesos de inclusión; pensar en una conciencia transversal con el fin de elaborar un plan de trabajo integral; generar investigaciones desde diferentes licenciaturas; trabajar con consejos universitarios, y contemplar el tema del presupuesto y las líneas de acción concretas”.
El director de la Asociación Civil Punto Seis afirmó que para colaborar con otras universidades hace falta un directorio que reúna a aquellas que trabajan el tema de la discapacidad para poder tener un intercambio de saberes e información para apoyarse, así como contar con objetivos claros y conocer los recursos que se requieren para solicitarlos, si no este esfuerzo sólo se queda en discusiones teóricas y no en políticas institucionales.
La maestra Diana Vite Hernández, académica de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, habló desde su experiencia como estudiante con debilidad visual en el posgrado.
“En la institución no tienen responsabilidad social para la inclusión; la discapacidad no se acepta; se promueven estereotipos y prejuicios; a veces se nos cataloga como seres con heroicidad o excepcionalidad, en otras todo lo contrario y eso despliega prácticas violentas”. En su rutina identificó que en la universidad permea el capacitismo, que se refiere a una actitud que devalúa la discapacidad frente a lo saludable.
Algunos ejemplos de este tipo de práctica fueron: “no reconocer mi experiencia para encontrar posibles soluciones; no entender mis necesidades; limitarse a sugerirme aplicaciones para descargar libros; al denunciar malos tratos, las resoluciones me las mandaban por correo normal y no podía ponerlo en el lector de pantalla; las autoridades me sugirieron pagar a alguien para que me adaptara los textos de manera más rápida y eficiente, todo esto equivale a irresponsabilidad de la institución, que nunca me reconoció como persona con saberes”.
Y aunque la universidad hacía intentos de adecuaciones desde su privilegio y cuestionándola todo el tiempo, no crearon soluciones de manera horizontal sin jerarquías de poder. “Sé que los planes educativos no se cambian de un día para otro, pero cuando ya hay un precedente se debe comenzar a trabajar al menos en lo mínimo con textos digitales, sistematizar y reconocer otras experiencias y metodologías de accesibilidad de otras universidades, transversalizar el acceso a la tecnológica y la comunicación, y atender la violencia de género para evitar discriminación”.
El maestro Noé Albino González Gallegos, profesor de la Universidad de Guadalajara (UdeG), comentó que desde esa institución en 2015 se creó la Universidad incluyente, en 2018 la Defensoría de los Derechos Universitarios, así como la Unidad para la Igualdad de Género, que contempla a los 3,818 estudiantes con discapacidad.
“Los cuestionamientos que debemos ir resolviendo, porque preocupan a la comunidad universitaria, son: ¿existe un paradigma aplicable que pueda abarcar simultáneamente igualdad, equidad, accesibilidad y excelencia educativa?; ¿cómo crear clases más inclusivas?; ¿dónde puedo encontrar información para construir espacios físicos, tecnología y servicios accesibles para todos? La inclusión más que un fin es un proceso de acercamiento gradual a mejores condiciones”.
La sexta sesión del Foro Diplomado sobre Accesibilidad Universitaria para Personas con Discapacidad versó sobre las condiciones de inclusión; las estrategias de diagnóstico e información para proceso de admisión; así como políticas institucionales, investigación y diseño universal de productos que puedan ser utilizados por todos.