Tiempo en la casa No. 63 • julio-agosto 2020

8 año (Murillo-Godínez, 2009). A principios del siglo xx ya se utilizaba la mascarilla en la sala de operaciones (Steimlé, 2008). El interés por el contagio aéreo se mantuvo todo el siglo xx y lo que va del xxi. Las epidemias de estos años (gripe, ébola, vih, difteria, cólera, sars, gripe aviar, gripe A-H1N1 y zika) han sido el acicate de muchos trabajos para descubrir en cuáles casos específicos y en qué condiciones una enfermedad se puede transmitir a través del aire. El virus de la influenza y el SARS-CoV-2 son muy similares. ¿Hemos aprendido algo de cómo se contagia la influenza? Lo que hoy sabemos sobre esta infección nos orienta frente al nuevo y casi desconocido virus. Cuando se desató la epidemia A-H1N1 en 2008, en los medios científicos todavía se discutía si el virus de la in- fluenza se propagaba por la inhalación de partículas infecciosas del aire, y si dicho medio de transmisión era más o menos importante que el contagio por contacto. Varios trabajos científicos que han aparecido desde entonces han dejado zanjada la cuestión. Citamos aquí tres de ellos. Por una parte, en pleno de la epidemia A-H1N1 en 2008, Patricia Fabian de la Universidad Lowell de Massachusetts encabezó un grupo de investigadores de los Estados Unidos y de Hong Kong que analizó si había virus de influenza en las exhalaciones de residentes de Hong Kong infectados por la epidemia; las muestras fueron recogidas en filtros de teflón para después medir las concentraciones de partículas exhaladas (Fabian et al ., 2008). Un par de años después, William G. Lindsley, de los Centros para Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos, junto con un nutrido grupo de investigación, hizo un estudio similar al de Fabian en el que trabajadores sanitarios y pacientes de la clínica de urgencias, de la Universidad de Virginia Oeste, fueron probados para ver si tenían la influenza. Para ello colectaron muestras de exhalaciones de las personas y colocaron recolectores de aerosol que fijaron dentro de las instalaciones. Después examinaron lo recolectado para identificar el arn (ácido ribonucléico) del virus de la influenza en el aerosol. (Lindsley et al ., 2010) Un aerosol es un conjunto de partículas que están suspendidas en un gas, tal como el aire. Las partículas pueden ser líquidas, es decir, gotitas, o bien ser pequeños núcleos sólidos.Muchos hemos visto las partículas de un aerosol cuando un rayo de sol cae en diagonal dentro de un cuarto en la sombra: contemplamos el rayo iluminado y en él una miríada de partículas pequeñísimas que danzan sin caerse al suelo. Hay muchos aerosoles en la naturaleza y todos los hemos visto, quizá sin advertirlo; son aerosoles el humo, la neblina, el polen y las nubes; también hay muchos aerosoles artificiales que se utilizan, por ejemplo, como insecticidas o en perfumería. Los resultados de los experimentos confirmaron lo que muchos sospechaban: en el estudio de Hong Kong ¡las muestras de 12 de 13 pacientes contenían rastros de virus de la influenza! Y en el experimento de Virginia Oeste se encontró que la mayoría de las muestras contenían arn viral. Ambos estudios sugerían que los virus estaban dentro de las partículas exhaladas. Además, se averiguó que gran parte de las partículas que habían transportado los virus eran muy pequeñas, menores

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