Tiempo en la casa No. 63 • julio-agosto 2020
12 En experimentos semejantes, en 1934, William F. Wells confirmó lo que hicieron Lange y Keschischian, pero además descubrió dos cosas importantes: que todas las gotitas se evaporaban en pocos segundos, pero las que al inicio eran menores de 140 micras se evaporaban antes de llegar al suelo y formaban minúsculos residuos o “núcleos”; estos permanecían suspendidos por horas e incluso días. Mediante un cálculo sencillo construyó una curva que muestra los tiempos de evaporación para distintos diámetros, que se conoce como curva de evaporación de Wells (Wells, 1934). Sin embargo, los experimentos de Wells fueron hechos con aerosoles artificiales; hacía falta saber qué sucedía con las gotitas producidas cuando una persona habla, tose o estornuda. Fue así que James P. Duguid, 1 profesor de la Universidad de Edimburgo, hizo varios experimentos hoy clásicos, sobre gotitas de exhalaciones en los años 40 del último siglo (Duguid, 1946). El que la saliva esté compuesta en 99% por agua hacía esperar resultados muy parecidos a los hechos con 100% agua. Duguid encontró algo semejante a sus antecesores: que 92% de las gotitas de saliva exhaladas estaban entre dos y cien micras, y que casi todos los núcleos tenían menos de 12 micras. También observó que el número de gotitas y núcleos expulsados por un estornudo eranmucho más abundantes que los producidos por la tos.Aunque,Duguid estimó, ahora sabemos que equivocadamente, que sólo unos pocos de los núcleos o de las gotitas podrían contener patógenos. El número de gotitas que se exhalaban en promedio dependía del mecanismo: el habla es la más parca exhaladora, con unos 250 núcleos producidos al contar del uno al cien; la tos era responsable de expulsar hasta 5,000 núcleos, cuando un estornudo exhala hasta un millón de núcleos. También hizo medidas bastante precisas de la distribución de diámetros, es decir, del número de partículas con diver- sos diámetros. Además, confirmó de nuevo que los núcleos más pequeños quedaban suspendidos por más de un día si no se ventilaba el laboratorio. Desde la época de Duguid se han hecho muchos más estudios sobre las gotitas y los núcleos producidos al toser o estornudar. De especial interés son los trabajos de dos grupos chinos, uno realizado en 2007 de Shinhao Yang y sus colaboradores —en las universidades de Toko y Nacional, ambas en Taiwán—, y el otro realizado en 2013 por Zhuyang Han y su equipo —en la Universidad de Tsinghua de Pekín—. Entre ambos hicieron mediciones muy refinadas de los tamaños de las gotitas y los núcleos producidos al toser y al estornudar. De hecho, sólo confirmaron y refinaron lo que ya sabíamos desde la época de Duguid y encontraron que no hay diferencias significativas con la edad o el sexo de quien expele las gotitas, aunque sí las hay entre las partículas expulsadas en la tos y en el estornudo (Yang et al ., 2007, Han et al ., 2013). 1 El profesor Duguid fue un eminente bacteriólogo que revolucionó nuestro entendimiento sobre la acción de la penicilina, proeza que no le fue cabalmente reconocida; “The sensitivity of bacteria to the action of penicillin”. Edinburgh Med J 53, 401 (1946).
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