Tiempo en la casa No. 61 • marzo-abril 2020

4 a A raíz de la publicación de sus Cuentos reunidos (2009) Amparo Dávila (1928) fue revalorada, sobre todo por los jóvenes, quienes la descubrieron como maestra del cuento fantástico mexicano y la ponderaron en mesas redondas y tertulias. Ya María Elvira Bermúdez, en Cuento fantástico mexi- cano (1986), la colocó al lado de autores como Juan José Arreola, Francisco Tario, Elena Garro, Carlos Fuentes y José Emilio Pacheco. Nunca faltó tampoco en antologías de antaño y hogaño. 1 Si bien es cierto que entre los 37 cuentos que integran su obra encontramos textos de este tipo, hay otros aspectos que tienen mayor importancia en su trabajo. El primero de ellos es el miedo, manifiesto de varias maneras y que le sirve como recurso para crear el suspenso, en donde Dávila reina como pocos narradores mexicanos. “Un boleto para cualquier parte”lleva el miedo a sumáxima expresión porque un hombre no se atreve a pedir un aumento de sueldo para casarse y no se atreve a salir a ver quién lo busca en su casa. Salta por la ventana, se va a una estación y compra un boleto para donde sea porque lo primordial es huir. ¿De qué huye? Nunca lo sabremos, porque lo importante es saber que tiene miedo. En “La celda”, una muchacha vive trastornada por una presencia que la visita por las noches. Está a punto de casarse y sólo piensa que su recámara es una celda fría llena de cadáveres de moscas y ratones. Nunca sabremos quién o qué era la presencia nocturna… 1 Emmanuel Carballo, Cuento mexicano del siglo xx , México, Empresas Editoriales, 1964. José Miguel Sardiñas y Ana María Morales, Relatos fantásticos hispanoamericanos , La Habana, Casa de las Américas, 2003.

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