Tiempo en la casa No. 47-48. Diciembre 2017 - enero 2018
26 Kazantzakis traductor de “Poesía Lírica Española Contemporánea” Para el escritor cretense traducir era descubrir puntos de vista enriquecedores que pudieran abrir nuevas sendas por las cuales el pensamiento pudiera transitar, también era una forma de ofrecer al lector nuevos elementos para la reflexión y el análisis. Consideraba a esta tarea esfuerzo útil para penetrar en el alma de un pueblo y comprender los detalles de su sensibilidad y su intelecto; era una vía de acceso al pensamiento angular que había dado origen a la obra original. En 1932-1933, la época en que Kazantzakis buscaba un sitio en la vida cul- tural española, muchos intelectuales se encontraban entregados al esfuerzo de asegurar el impulso ético e ideológico que se había propuesto dar al país el libe- ralismo. Manuel Azaña, José Ortega y Gasset, Américo Castro, Fernando de los Ríos, etc., se alzaban como la conciencia crítica del país. Dos, tres generaciones de artistas —desde Unamuno hasta los jóvenes que conformaban la nueva hornada y que más adelante serían conocidos bajo el nombre genérico de “Generación del ʻ27”— cada vez más participaban en la política y en las movilizaciones populares. Además, buscaban desempeñar un papel en la unificación y la reconciliación del país. El grupo teatral de García Lorca —“La Barraca”— era el mejor ejemplo de un intento de llevar a los lugares más alejados de España una cultura con hondas raíces en el pueblo y con un contenido distinto al que promovían el teatro profe- sional y el empresarial. Todo esto interesó y conmovió a Kazantzakis, quien centró su producción en transmitir a sus compatriotas de lo que consideró lo mejor del espíritu hispano de ese momento. Este fervor creativo —que ponía una aureola de entusiasmo tan esperanzadora en un país amenazado por tantos problemas y tantas contradicciones, que no tarda- rían en hacer colisión, como comprobaría más tarde al cubrir en calidad de enviado especial la guerra civil—, representaba para Kazantzakis la posibilidad de crear mejores caminos donde el hombre pudiera expresarse sin las miserias de los totalita- rismos, como aseguraba al hacer referencia a los escritores de la Segunda República. A su juicio, las obras del arte y la literatura no eran un simple reflejo de la situación, sino que ellas mismas contribuían a conducir el curso de la historia. Kazantzakis comprende perfectamente que España vive un momento de plenitud como no había gozado desde hacía siglos. Una segunda edad de oro de la cultura española se le revelaba en toda su complejidad y toda su riqueza. Tres genera- ciones de escritores convivían, creaban, se influían, se reconocían, se fecundaban y contribuían a dar un aliento extraordinario a la cultura. Los poetas elegidos por Kazantzakis, como ya mencionamos, y que pre- sentó en entregas mensuales como “Poesía Lírica Española Contemporánea” en la revista O Kyklos en 1937, son: Miguel de Unamuno y Antonio Machado, quienes representan a los pensadores del 98; Pedro Salinas y José Moreno Villa, quienes representan a los precursores de la modernidad y son el puente entre
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