Tiempo en la casa No. 47-48. Diciembre 2017 - enero 2018

24 España”. 51 Y no paró hasta no dar con un sobreviviente de los hechos, el hombre que lo convenció de que su relato era auténtico y debía reproducirlo. 52 Lo mismo puede decirse de sus descripciones sobre los intentos de tomar Madrid. Los detalles de los combates aéreos y de los bombardeos de la ciudad tan querida por él y de las poblaciones aledañas son estremecedores. La maestría de Kazantzakis para recrear los acontecimientos desplegó todas sus capacidades. Insistentes fueron sus observaciones respecto a la presencia del Tercio y las tropas africanas de Franco en la guerra española, su crueldad y avaricia hacía temblar a sus mismos dirigentes. “Los moros”, se repetía Kazantzakis, “conquistan a España otra vez”: —¿No es peligroso —pregunté— que enseñen a los marroquíes a matar españoles? El oficial levantó los hombros: —Son nuestros mejores soldados —contestó—. Intrépidos, disciplinados, entregados. Aprenden con una facilidad extraordinaria a utilizar las armas, los cañones, las granadas. Poseen una vista y un oído muy finos. Incluso ven de noche y al mismo tiempo escuchan hasta el más pequeño de los ruidos, como si fueran bestias. Cuando pelean ¡incluso el miedo se apodera de nosotros mismos! No dije nada. Pero un día lamentaremos amargamente que ahora les enseñamos a combatir y a matarnos. Por una necesidad inmediata sacrificamos el futuro. Un día, todas estas razas fuertes y todavía agrestes caerán sobre nosotros; solamente que ahora nadie se da cuenta. Pero en ese instante me alegraba de ver una ley histórica —la incursión de los bárbaros— avanzando despiadadamente, abriéndose camino, abriéndole nosotros el camino, y acampando entre nosotros. Y que nadie se dé cuenta. Hasta que el tiempo se cumpla y se haga evidente. Cuando se cumpla el tiempo quiere decir: cuando ya sea demasiado tarde. 53 Kazantzakis se unió a las marchas de las Columnas del Sur, las acompañó en su avance desde Toledo para emprender la toma de Madrid: Bargas, Illescas, Torrejón, Parla, Getafe, Leganés. Testificó los dos primeros bombardeo de la capital y la conclu- sión de la primera fase de la guerra, así como las tomas de Carabanchel, Torrejón de 51 “La visión sorprendente de Toledo”, en: Kathimeriní , 5 de diciembre de 1936. 52 Miguel Gómez Cascajadas, de Burgos, aparece consignado en la “Relación nominal del personal de Jefes, Oficiales, Suboficiales y Tropa del Instituto de la Guardia Civil pertenecientes a la Comandancia de esta Provincia y agregados y concentrados en otras Comandancias que se encontraron en este Alcázar durante su asedio”, como cabo de la Segunda Compañía, en: Joaquín Arrarás y L. Jordana de Pozas, El sitio del Alcázar de Toledo, edit. “Heraldo de Aragón”, Zaragoza, 1937, p. 311. 53 Viajando: España , pp. 191 y 192. También “Rumbo a El Escorial”, en: Kathimeriní , 29 de diciembre de 1936.

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