Tiempo en la casa No. 47-48. Diciembre 2017 - enero 2018
22 trágicamente y Kazantzakis comprendió que en España se estaba jugando el destino de la humanidad entera: “No sólo está en juego el destino de España entre nuestras pasiones fraticidas actuales; está en juego el destino de todos”. 44 “Algo terrible hace explosión hoy en los campos y en las montañas de España. Un instante de caos. Un peligroso torbellino de fuerzas encontradas que gira violento atrás de los Pirineos y al que no pueden contener ya las fronteras de España. Este conflicto fraticida es una guerra internacional en suelo nacional. Comienzan ya a desplazarse los márgenes y los objetivos de la guerra y adivinamos con horror las angustias que corren el peligro de vivir las generaciones futuras cercanas”. 45 “El tren iba lleno de guardias civiles. Me introduje entre ellos, me tomaron por alemán, me abrazaron, gritaron: “¡Viva Hitler!” y me dieron de beber a fuerzas vino a primera hora de la mañana y de comer sardinas y pimientos rojos”. 46 Sobrecogido porque sus temores se hicieron realidad, describió con horror el furor dionisiaco que se había apoderado de la antaño sonriente España. Se sintió impresionado de la resolución con que combatían las innumerables formaciones de voluntarios y de insurrectos que conformaban las tropas nacionalistas. Sus miembros dejaban de lado las diferencias con tal de conseguir el objetivo común: adueñarse del país a toda costa. Cualesquiera que fueran las diferencias entre las fuerzas ultraconservadoras todas coincidían en esto: “¡Dios, Patria, Rey!”De nuevo, el clero, el orden militarizado y la monarquía en su peor papel hacían despliegue del poder oscurantista que obraba como sombrío aglutinante sobre enormes sectores de la población: “Observo a los falangistas tal como están reunidos en las calles de Burgos y me sorprendo. La mayoría son morenos, bajos de estatura y flacos. Tienen rostros menesterosos, mortificados y al mismo tiempo embelesados por la llama revolucionaria”. 47 Su amigo el periodista cordobés Diego Cortés, con quien coincidió en Toledo, se lo resumió así: “¿Cómo no habría de ser monárquico, mi amigo?, gritó, estirando el brazo hasta dar con el techo del auto. En el corazón del verdadero español están escritas tres palabras: “Dios, Patria, Rey”. ¡La Santa Trinidad!”. 48 En el lado contrario pudo ver a tiro de piedra las desbandadas de combatien- tes que no lograban atajar los avances nacionalistas, las caravanas de civiles que abandonaban la capital. La República combatía valientemente y no dejó de testi- ficarlo, pero sin demasiados medios y, sobre todo, más que faltarle el armamento del enemigo, le faltaban la disciplina y la vocación de sometimiento a los mandos. 44 “La agonía de Madrid”, en: Kathimeriní , 24 de noviembre de 1936. La traducción es nuestra. 45 “ En Burgos”, en: Kathimeriní , 29 de diciembre de 1936. 46 “Rumbo al heroico Toledo”, en: Kathimeriní , 4 de diciembre de 1936. 47 “Los factores políticos principales de España”, en: Kathimeriní , 10 de enero de 1937. 48 “Dios, Patria, Rey”, en: Kathimeriní , 20 de diciembre de 1936.
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